1. INTRODUCCIÓN
El
Sobrarbe ha sufrido en sus pueblos y gentes el tributo que ha tenido
que pagar para que otras zonas se desarrollaran. Decenas de infraestructuras
hidráulicas jalonan su territorio, unas con fines hidroeléctricos,
otras para regadíos, dejando tras de sí una interminable reguero de
pueblos y tierras deshabitados. El Parque Nacional de Ordesa y Monte
Perdido no podía estar ajeno a ello, y así los proyectos de presas
para uso hidroeléctrico están unidos al devenir del Parque (Fernández
& Pradas, 2000: 181) desde su creación, y alguno de ellos (embalse de
Jánovas) a previsibles cambios en la vegetación.
Lo política
costista pergeñada a finales del s. XIX y puesta en marcha en el
s.
XX tenía como premisa el
acaparamiento de recursos en las zonas
productoras, en este caso el agua almacenada en los valles pirenaicos,
para transportarla y generar valores añadidos en zonas de llano. Esto
tiene como consecuencia la ocupación de las mejores tierras de cultivo
de los valles pirenaicos, las riveras de los ríos, corta las
comunicaciones entre pueblos vecinos, causando en la práctica una
desvertebración territorial imposible de superar.
Esta
política, en la práctica colonial y paralela a la que realizan
los países de occidente con África o Asia, lleva aparejados dos
sentimientos: en la parte beneficiada,
la de derecho divino y posesión en exclusiva del agua para sus fines,
lo que genera un sentimiento de altanería que permite sin rubor exigir
la inundación y expropiación de pueblos para beneficio privado. Y en
los afectados el sentimiento es de resignación y acatamiento que
atenaza e impide cualquier intento de oposición. La única forma de
rebeldía ante lo que ocurre es la muerte, como ocurre con los “cabezas
de familia” de las dos casas más fuertes de Mediano.
2.
Proyectos en Ordesa y Bujaruelo
Las primeras
concesiones de aprovechamiento hidroeléctrico de los ríos Ara y Arazas
datan de 1905 y se otorgan al barón Juan Carlos Areyzaga. Para ello se
pretendían construir dos presas en el río Ara: la primera de 5.000
litros/seg. entre el Puente de los Navarros y el de Santa Elena; la
segunda de 7000 l/seg. entre una presa situada a 145 metros aguas
arriba del Puente de la Glera y la Cruz de Torla. Una tercera presa
sobre el río Arazas, en lo que luego sería Parque, tendría un caudal
de 2.500 litros/seg. Estas concesiones fueron ratificadas el 16 de
marzo (se cita a veces como mayo) de 1918 por el gobernador civil de
Huesca, meses antes de la declaración del valle de Ordesa como Parque
Nacional.
Desde la
creación del Parque Nacional del Valle de Ordesa, el 16 de agosto de
1918, este territorio cuenta con un reglamento sancionado por el
propio municipio de Torla en cuyo artículo quinto se dice
explícitamente que «así como la explotación forestal de madera viva
o muerta, queda también prohibida la explotación fabril, hidráulica,
de minas y canteras ...».
Poco tarda en
crearse un frente de oposición a las pretensiones de represar Ordesa y
el valle de Bujaruelo. El 21 de febrero de 1919, Ramón Viu Laplana,
secretario encargado del Parque y vecino de Torla, envía al comisario
de Parques Nacionales, Pedro Pidal, y al Senado una carta explicando
la situación en la que tacha de ultraje a los fines del Parque
la concesión hidroeléctrica, «acotando para el interés privado lo
que ha de constituir el encanto de los hombres de ciencia y del
turismo mundial». Esta carta viene respaldada por el alcalde de
Torla y la práctica totalidad de sus convecinos. Es una iniciativa de
gran valor pues podría tratarse de la primera protesta cívica
colectiva contra un proyecto hidroeléctrico en el Pirineo aragonés.
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El 16 de
abril de 1920 las concesiones son transferidas a la Sociedad Anónima
de Energías e Industrias Aragonesas. El 7 de junio de 1921, Pedro
Pidal dirige una carta al ministro de Fomento en la que considera «de
todo punto inexcusable» oponerse al aprovechamiento de 2.500
litros en el río Arazas: «Un Santo Cristo con un par de pistolas,
Sr. Ministro de Fomento, hace mejor maridaje ciertamente que un Parque
Nacional con un salto de agua aprovechado. La consagración de la
virginidad de la naturaleza, de la hermosura y vida de las cascadas en
un lugar determinado es la condenación de presas, canales, casas de
máquinas, etc., que la destruyen». De nuevo, el mismo comisario de
Parques, escribe otra carta parecida el 28 de noviembre de 1926. En
1932 y 1933 escribe sendas cartas y por fin una tercera en 1933 al
ministro de Obras Públicas para comunicarle la caducidad del proyecto
«por no haberse comenzado y terminado las
obras dentro de los plazos señalados en aquella concesión».
La
batalla jurídica continua hasta 1982, en el que la Ley de
reclasificación y ampliación del Parque recoge, en su artículo
decimoctavo relativo a la concesión y explotación, lo siguiente:
«A
efectos de conseguir la protección de la integridad de las aguas que
establece el artículo primero de la presente Ley no podrán tramitarse
expedientes de concesión y aprovechamientos de aguas superficiales o
subterráneas dentro del recinto del Parque, salvo aquellos usos
imprescindibles que estén previstos en el Plan Rector de Uso y
Gestión».
Sin embargo
sigue existiendo una concesión a Iberdrola (ahora ENDESA) denominada
plan de aprovechamiento hidroeléctrico del Ara Superior. Toma las
aguas de los ríos Ara y Arazas, los caudales previstos son de 6,54 m3/seg,
0,54 m3/seg, 15,4 m3/seg y 17,6 m3/seg
con unos saltos brutos de 169 m, 367 m, 607 m, y 97 m. Por O.M. de 27
de julio de 1957 se retrotrajo el expediente y se otorgó a Iberduero
por O.M. de mayo de 1961 el aprovechamiento del río Ara entre las
cotas 912 y 757 (Web CHE,
www.oph.chebro.es).
3.
El Salto del Bellós en Añisclo
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Poco antes de
acabar la Guerra Civil, una Orden Ministerial de 1 de febrero de 1939
otorga una concesión en los ríos Aso y Bellós a Andrés Fajarnés, que
años después será transferida a Hidro Nitro Española. Esta empresa
hace varios intentos de explotación hidráulica sin éxito, entre las
que cabe destacar la del periodo 1942-1945, durante el cual se
construye la actual carretera de Añisclo con presos de la Guerra Civil
y de la que queda constancia en los restos de un muro cerca del
barranco de la Pardina. El proyecto consistía en la construcción de
una presa a la altura del barranco de la Pardina, entubar el agua
hasta la confluencia con el barranco de Aso donde se produciría el
salto hidroeléctrico. De hecho en el barranco de Aso existió un molino
(actualmente en ruinas), donde también se producía electricidad que
abastecía los pueblos del valle de Vió. |
Más tarde, una
Resolución de la Dirección General de Obras Hidráulicas de 24 de
septiembre de 1971 (publicada en el BOE del 12 de noviembre de ese
año), concede a la citada compañía el aprovechamiento del «Salto del
Bellós, en el río Bellós y términos municipales de Fanlo y Puértolas
(Huesca)». El Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA),
se opone a la construcción de la presa durante el periodo de
información pública. En mayo de 1974, la Real Academia Aragonesa de
Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza se pronuncia contra el
proyecto, proponiendo la declaración de la zona como Paisaje
Pintoresco o su unión al Parque Nacional. El ICONA recibe el 24 de
julio de 1974 la propuesta oficial de ampliación del Parque Nacional
de Ordesa por incorporación del Cañón de Añisclo. El 5 de diciembre de
ese año se somete a información pública la ampliación (López
Ramón, 1993). En octubre de 1974, el jefe de la Sección de
Parques Nacionales pide al ICONA que mantenga la postura de oposición
antes expresada. Desde el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas también se apoya la ampliación del Parque (Montserrat,
1978).
Durante unos
años no se ejecuta la obra pero se le dan a la empresa dos prórrogas.
Por Resolución Ministerial de 10 de febrero de 1981, se concede a
Hidro Nitro Española S.A. un tercer aplazamiento de tres años para la
terminación de las obras y emplaza a la sociedad concesionaria a
presentar un proyecto de mejora de la traza del canal de derivación,
lo que a la postre dará lugar al «Proyecto reformado del Salto del
Bellós», firmado por el ingeniero Arturo Coloma, y que sale a
información pública el 2 de enero de 1982. De nuevo el ICONA se opone
al proyecto, en carta del director del organismo, Ángel Barbero,
dirigida al ministro de Obras Públicas y Urbanismo.
Entre tanto,
se publica en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, Congreso de
los Diputados, de 2 de noviembre de 1981, el proyecto de Ley del
futuro Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, que incluye el valle
de Añisclo, y en cuyo artículo 16 establece que «a efectos de
conseguir la protección de la integridad de las aguas [...] no podrán
tramitarse expedientes de concesión y aprovechamiento de aguas
superficiales o subterráneas dentro del recinto del Parque», tal
como hace notar en su alegación al proyecto en el periodo de
información pública la Universidad de Zaragoza (López
Ramón, 1989), que más tarde se recogerá en el artículo 18 de la
Ley de reclasificación del Parque.
A la vez que
la Universidad argumenta contra esta presa (20 de enero de 1982), se
constituye el Comité de Defensa de Añisclo, integrado por un gran
número de entidades ciudadanas aragonesas (Fernández
& Pradas Regel, 2000:
181), que proponen la ampliación del Parque para
conseguir «la definitiva salvación del Valle de Añisclo».
Diferentes iniciativas de todo tipo se llevan a cabo por entonces, y
los medios de comunicación aragoneses se hacen eco de las mismas.
Por fin, en
mayo de 1982, la Comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca del
Congreso de los Diputados aprueba una proposición no de ley relativa a
la paralización de cualquier acción administrativa que afecte a las
áreas incluidas en la ampliación del Parque Nacional de Ordesa y Monte
Perdido, que finalmente será aprobada por la
Ley 52/1982 de 13 de julio, de reclasificación y ampliación del
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y publicada el 30 de julio.
La única
infraestructura hidráulica que conserva el cañón
de Añisclo es la estación de aforo situada en la garganta de las
Latiallas, en el kilómetro 7,5 de la carretera.
4. El pantano de
Jánovas en el Ara: su repercusión en el PNOMP
El valle medio
y bajo del Ara no está incluido dentro de los límites del Parque. Sin
embargo, los proyectos hidroeléctricos contemplados en estos tramos
del río han influido en el territorio protegido, quizás con mayor
intensidad, ya que la despoblación que han producido ha influido en el
uso público que realizaban los habitantes del Ara medio y del valle de
la Solana de los actuales límites del Parque.
En 1917 se
plantea la posibilidad de construir un embalse sobre el río Ara, en la
cerrada de Jánovas (Gracia
& al., 1998), al otorgarse el 21 de septiembre de ese año «a
D. José Durán Ventosa la concesión de un aprovechamiento de 4.500 l de
agua del río Ara, en el término municipal de Fiscal (Huesca) con
destino a usos industriales».
El 15 de
octubre de 1923 se otorga una segunda concesión a la Sociedad Anónima
Aplicaciones Industriales, que se transfiere a Iberduero S.A. por
Orden Ministerial en 1945, más tarde a Iberdrola, luego a Eléctricas
Reunidas de Zaragoza y por fin a ENDESA. Otra Orden, del 28 de marzo
de 1951, aprueba el «Plan de construcción de los aprovechamientos
del río Ara entre Fiscal y Aínsa», por la que se proyectan
embalses en Fiscal, Jánovas, Boltaña y Escalona para aprovechamiento
exclusivamente hidroeléctrico, declarando de utilidad pública el
proyecto, lo que conlleva la posibilidad de expropiación forzosa de
Jánovas, Lavellilla y Lacort. La potencia prevista a instalar
al pie de la presa de Jánovas era de 52,2
Mw
El 28 de
diciembre de 1960 comienza el proceso expropiatorio de los terrenos
afectados por el embalse de Jánovas con la publicación en el Boletín
Oficial de la Provincia de Huesca de la relación de fincas y
propietarios afectados por la misma. Paralelamente, el Patrimonio
Forestal del Estado adquiere los 14 núcleos y las tierras del valle de
la Solana (Burgasé, Cájol, Cámpol, Castellar, Gere, Ginuábel, Giral,
Muro, Puyuelo, San Felices, San Martín, Sasé, Semolué y Villamana) más
Ceresuela en el Valle de Vió, merced al decreto de repoblación
forestal forzosa de 6 de julio de 1961. El objeto de dicha compra es
plantar pinos para frenar la erosión del terreno y con ello reducir el
aterramiento del futuro embalse con sedimentos procedentes de esa
zona.
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El 29 de noviembre de 1961 la
concesionaria solicita la expropiación forzosa ante la imposibilidad
de compra voluntaria. El 12 de diciembre de 1963 se declara la
ocupación de los terrenos. Comenzó el año 1964 en pleno invierno y con
la Guardia Civil entregando las notificaciones de desahucio. La
población se resistió al desalojo. Al llegar la primavera, se
arrasaron los campos a punto de recolectar, y la guerrilla comenzó;
frutales arrancados, acequias desechas, pozos cegados, etc. Algunos
vecinos vendieron "voluntariamente" las tierras no expropiadas y la
casa; comenzaron a derribar estas casas, llegando a tirar a
martillazos la segunda planta de la escuela (era la vivienda de la
maestra) mientras en la primera estaban los niños, y derribando la
puerta del aula a patadas para desalojarla. Entre los años 1968 y 1972
la mayoría de expropiados vendieron "voluntariamente" el resto del
patrimonio que poseían. Entonces utilizaban ya dinamita para tirar las
casas desalojadas y amedrentar a los que quedaban. |
De las 1.787
personas que componían el censo de 1951 de los tres municipios
afectados por el pantano (Burgasé, Albella-Jánovas y Fiscal), quedaban
al final del proceso expropiatorio, en 1981, 346. Aproximadamente la
mitad de los que se marchan (740) son de los 17 pueblos expropiados
por el proyecto.
Al contrario
de lo que ocurre con Añisclo, no se produce un movimiento de oposición
masivo desde la ciudad. Sólo una familia de Jánovas, Emilio Garcés y
Francisca Castillo a la cabeza de sus seis hijos, se resiste a dejar
el pueblo y lucha contra las malas artes de la empresa concesionaria,
con amenazas, intimidación, destrucción de sus cosechas, llegando a
cortarles el camino de acceso y el suministro de luz y agua corriente,
y el Gobernador Civil
Miguel Godía Ibarz
que literalmente sitia el pueblo con la Guardia
Civil. Por fin, la madrugada del 20 de enero de 1984 son desalojados
por la benemérita los últimos habitantes de Jánovas; esa misma mañana
son dinamitadas las casas del pueblo para que no puedan retornar.
En 1985
se realiza el túnel de derivación que permita modificar el cauce del
río y construir la presa. El 30 de junio de 1992 se publica en el
Boletín Oficial de las Cortes de Aragón el denominado Pacto del Agua,
donde se marcan las directrices
de política hidráulica de la región. En dicho documento se incluye el
embalse de Jánovas, que pasa de ser un proyecto de aprovechamiento
hidráulico privado a una «necesidad vital» para Aragón. En 1993
se inicia la tramitación de la Evaluación de Impacto Ambiental. En
1994 se construye la ataguía con la que se desvían las aguas del Ara
al túnel de derivación, desecando el cauce por completo. En 18
diciembre de 1997, una riada se lleva por delante la ataguía, poniendo
en grave riesgo a poblaciones e infraestructuras aguas abajo. El 16 de
septiembre de 1999 se publica en el BOE el Plan Hidrológico de la
Cuenca del Ebro, en el cual el embalse de Jánovas se contempla con
capacidades que van desde los 188 hm3 a los 354 hm3.
Afortunadamente, la declaración de
impacto ambiental negativa del proyecto de Jánovas (Resolución de 15
de marzo de 2000, publicada en el BOE del 10 de febrero de 2001) ha
hecho que se descarte este proyecto, ya que «tendrá impactos
adversos significativos sobre el medio ambiente». El 2 de abril de
2003, la Audiencia da la razón a los afectados e insta en una
sentencia a la Confederación Hidrográfica del Ebro a tramitar el
expediente de caducidad de la concesión del salto de Jánovas. Ello
impide que un nuevo proyecto pueda ser planteado por la empresa
promotora que tiene la concesión y abre la puerta a la reversión de
los terrenos a sus antiguos propietarios.
Sin
embargo, el daño ya está hecho. Hoy no
hay pantano ni máquinas trabajando. Sólo ruinas, maleza y desolación,
los ingredientes que provocan una reacción de odio en el matrimonio
Garcés. "No se como pudieron llegar a hacernos tanto daño para no
conseguir ningún bien" lamenta Emilio, un hombre fortalecido por
la constante lucha contra todos los poderes que le arrancaron de las
entrañas del pueblo que le vio nacer.
A pesar
de no llevarse a cabo, el proyecto de construcción de la presa de
Jánovas no sólo ha repercutido negativamente y de manera directa en el
valle medio del Ara, despoblándolo y desvertebrándolo social y
económicamente. También lo ha hecho sobre el Parque Nacional, ya que,
a pesar de estar previsto fuera de los actuales límites del territorio
protegido, también ha afectado a la vegetación del mismo, debido a que
los 17 pueblos antes citados subían su ganado en verano a los puertos
de Góriz (Revilla, 1987). Según diversas fuentes, dichos puertos debieron
soportar durante la primera mitad del siglo XX una carga ganadera de
entre 25.000 y 30.000 cabezas de ovino repartido en pequeños rebaños (Baselga,
1999). Hoy, apenas pasan de 8000 el número de ovejas («güellas»)
que pastan en esos puertos, repartidas en tres rebaños, aunque dos de
ellos sobrepasan las 3000 reses. Las consecuencias de tan drástico
cambio de uso del territorio están todavía por evaluar, pero es fácil
deducir que se producirá un lento cambio en la vegetación. Para
empezar, la concentración de los rebaños ha hecho que la vegetación
nitrófila y ruderal alrededor de las majadas («mallatas»)
y sesteaderos se haya ampliado y banalizado. Sólo unas pocas
especies son capaces de resistir tanto pisoteo y estiércol. Por otra
parte, el descenso de la presión ganadera embastece el pasto, ya que
las especies menos consumidas
e invasoras como Nardus stricta empiezan a acaparar territorio.
5.
Ibón de Marboré
Dentro del
actual territorio protegido se encuentra la represa del Ibón de
Marboré en Pineta, a 2612 m de altitud, con el fin de acumular agua y
regular las fuertes aportaciones en tiempo de deshielo, para así
aumentar la capacidad de regulación del Cinca en el valle de Pineta.
La presa es de gravedad, tiene una altura de 7 metros, una longitud de
70 m, una capacidad de 1,4 hm3, y una superficie de embalse
de 16 Ha (MOPU, 1988).
Este
embalse forma parte del sistema Cinca-Central de Lafortunada,
promovido por la Sociedad Hidro Eléctrica Ibérica a principios del
siglo XX, en el que se encuentran los ríos Cinca, Cinqueta, Barrosa y
Chisagüés, y que culminan en el salto hidroeléctrico de Laspuña. Todo
este sistema tenía como objetivo abastecer de electricidad la
industria de la ría del Bidasoa, llegándose a construir la primera
línea eléctrica de gran capacidad de España entre Lafortunada y
Bilbao. La Primera Guerra Mundial provoca escasez y encarecimiento
del carbón que abastece a las industrias vascas y la energía
hidroeléctrica surge como alternativa más barata
(LASAOSA,
2003: 252). |
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La presa se
comienza a construir en 1925 y entra en servicio al año siguiente. Sin
embargo, las continua filtraciones reducen considerablemente su
utilidad. En estos momentos la empresa propietaria, ENDESA, tiene la
intención de arreglar las filtraciones y los desagües de fondo y para
ello ha iniciado un expediente de reutilización aduciendo que, según
la Ley de Aguas de 1985, su concesión está vigente hasta el 2061.
Según fuentes del Parque estaría por demostrar el que se hubieran
realizado correcta y legalmente todos los traspasos de concesión de
una empresa a otra a lo largo de los años. Por otra parte, la
administración de Parque quiere eliminar todos los escombros y
residuos que la construcción produjo y dejó desperdigados por los
alrededores del ibón y en nuestra opinión sería deseable el
desmantelamiento definitivo de la presa. Como ya hemos dicho, la ley
de ampliación del Parque de 1982 establece la imposibilidad de abrir
expedientes de concesión y aprovechamiento de aguas dentro del
territorio protegido.
6. El embalse de Pineta
El embalse de Pineta está situado
en la zona baja del valle homónimo, junto a la aldea de Javierre, en
el término denominado El Plan, fuera de los límites del Parque, sobre
los 1130 m de altitud. Se termina de construir en 1920 (MOPU,
1988), y recoge las aguas procedentes del Cinca,
previamente retenidas en el ibón represado de Marboré a 2.610 m de
altitud, a las que se añaden las derivadas del barranco del río Real
(valle de Chisagüés) a través de la acequia del Cinca, que es
turbinada en el salto de Bielsa (año 1949) situado en la margen
izquierda del embalse. Desde aquí parte un canal de 14 km rodeando la
montaña de Bachaco que acaba vertiendo sus aguas en Lafortunada donde
alimenta su central desde 1922, y con una tubería se transportan hasta
la central hidroeléctrica de Laspuña.
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La presa de Pineta tiene 12 metros
de alto por 175 de ancho. La cota de coronación se sitúa en la cota
1141 m. Es de tipo escollera, y se ha construido a base de materiales
sueltos con pantalla de hormigón (datos procedentes de la página
web
de la Confederación Hidrográfica del Ebro). La
superficie de embalse es de 14 Ha (MOPU,
1988). |
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