INTRODUCCIÓN
Como primer
Parque Nacional del Pirineo, el Parque de Ordesa y Monte Perdido
fue creado en 1918 y ampliado en 1982 hasta alcanzar sus 15.608
Ha. La zona central abarca 4 valles profundos o cañones, cuyos
bosques –otras tantas manchas forestales separadas unas de otras-
se distribuyen desde 750 m hasta 2100 m de altitud
aproximadamente, o sea, en los pisos mediterráneo (basal),
montano, oromediterráneo y subalpino. Por encima de ellos se
extienden las altiplanicies pastorales, así como las cimas alpinas
calizas que culminan a 3355 m. Para mayor abundamiento, todo el
territorio del Parque, junto con el macizo del Monte Perdido
(Francia y España) y áreas limítrofes, fue declarado en 1997
Patrimonio de la Humanidad (BELLEFON & al., 2000).
Durante la
década de los 90 llevamos a cabo la cartografía de la vegetación
actual del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (PNOMP) a
escala 1:25.000 que ahora se publica, una vez digitalizada la
información y confeccionada su Memoria (VILLAR & BENITO, 2001).
Comentaremos aquí las 15 unidades forestales reconocidas, como
muestra representativa de los bosques de montaña del Pirineo, a
los cuales añadimos dos tipos de matorral. Conviene tener en
cuenta que 11 de ellos, o sea, el 70% del total, están incluidos
en la Directiva Hábitats para la Red Natura 2000 de la Unión
Europea (VILLAR & BENITO, 1996).
En el perfil
adjunto (Figura 1) se aprecia la zonación altitudinal
forestal del PNOMP, empezando por los bosques esclerofilos y el
quejigal de hoja marcescente, pasando por los caducifolios
(hayedos, avellanares, abedulares o salguerales) y terminando por
los aciculifolios (pinares de pino silvestre y negro). Asimismo,
en el organigrama de la Figura 2 se analizan las
relaciones de dichos bosques no sólo con la altitud sino también
con el grado de humedad.
Como se ve en
el mapa que presentamos, los bosques del Parque se extienden como
manchas separadas por los cuatro valles siguientes: Ordesa, al W,
Añisclo, al S, Escuaín al ESE y Pineta al NE. Si exceptuamos los
bosques atlánticos del piso colino (robledales de Q. robur),
prácticamente todos los bosques del Pirineo se hallan
representados en un espacio tan reducido, cuya superficie total
apenas sobrepasa las 3300 Ha, lo que representa más del 21% de la
superficie del espacio protegido. Si se incluyen los matorrales
son 4300 Ha, aproximadamente el 28 % del Parque. En la Tabla 1
anotamos la extensión absoluta y relativa de cada unidad tanto en
el conjunto del Parque como para cada uno de sus valles.
|
PNOMP |
Ordesa |
Añisclo |
Escuaín |
Pineta |
|
Superficie
(Ha) |
% bosques |
% superficie del Parque |
Superficie (Ha) |
% bosques |
Superficie (Ha) |
% bosques |
Superficie (Ha) |
% bosques |
Superficie (Ha) |
% bosques |
Carrascal |
327,41 |
9,79 |
2,10 |
0,00 |
0,00 |
327,41 |
25,98 |
0,00 |
0,00 |
0,00 |
0,00 |
Quejigal |
151,95 |
4,54 |
0,97 |
3,54 |
0,28 |
4,98 |
0,40 |
143,43 |
29,99 |
0,00 |
0,00 |
Bosque mixto |
226,40 |
6,77 |
1,45 |
0,00 |
0,00 |
209,51 |
16,62 |
10,18 |
2,13 |
6,72 |
2,06 |
Hayedo-abetales |
1.219,62 |
36,47 |
7,80 |
487,04 |
38,07 |
476,66 |
37,82 |
38,02 |
7,95 |
217,89 |
66,88 |
Salgueral |
40,55 |
1,21 |
0,26 |
3,26 |
0,26 |
0,00 |
0,00 |
0,00 |
0,00 |
37,29 |
11,45 |
Pinares de pino royo |
1.026,19 |
30,69 |
6,57 |
579,50 |
45,29 |
142,29 |
11,29 |
286,66 |
59,93 |
17,73 |
5,44 |
Pinares de pino negro |
351,75 |
10,52 |
2,25 |
206,13 |
16,11 |
99,44 |
7,89 |
0,00 |
0,00 |
46,19 |
14,18 |
Totales |
3.343,87 |
100 |
21,40 |
1.279,47 |
100 |
1.260,29 |
100 |
478,29 |
100 |
325,82 |
100 |
Describamos
brevemente de abajo arriba cada uno de los bosques estudiados,
comentando algunos de sus rasgos ecológicos y patrimoniales, su
estado dinámico y sus problemas de conservación, cuando los haya.
1. Encinar
con madroño (Arbutus unedo) y durillo (Viburnum tinus)
(Viburno-Quercetum ilicis). Como reliquia biogeográfica se
ha conservado en el punto más bajo de Añisclo, a unos 750 m,
junto a la fuente de los Suspiros, bajo Gallisué. Es un retazo del
bosque mediterráneo litoral, con Quercus ilex subsp.
ilex y plantas frioleras. Escasea mucho en el Pirineo aragonés
(algunos puntos de Guara y Bajo Esca, sobre todo). Por su pequeña
extensión se ha incluido en la unidad siguiente.
2. Carrascal
montano de Quercus ilex subsp. ballota con boj
(Buxo-Quercetum rotundifoliae), entre 800 y 1200 (1400)
m. Se trata de bosquetes de afinidad continental, que como
continuación de los que bordean la Depresión del Ebro, llegan
hasta Añisclo (única mancha amarilla en el mapa) y en forma de
jirones a Escuaín, por lo general en suelos pedregosos y expuestos
al viento, huyendo de las hondonadas húmedas con bosque mixto e
incluso haya, en inversión geobotánica notable. Destaquemos la
presencia de Rosmarinus officinalis en límite norte
ibérico, que para este tipo de bosques es septentrional europeo.
Ocupan una extensión de 327 Ha, es decir, cerca del 10% de la
superficie forestal del Parque. Fueron aclarados por pastoreo,
carboneo y extracción de leñas. Hoy apenas se explotan pero están
invadidos de jabalíes y sobre ellos pesa un cierto riesgo de
incendio.
3. Quejigal
submediterráneo con boj (Buxo-Quercetum
pubescentis). Sube algo más que el carrascal, entre 900 y
1500 (1700) m, porque resiste algo más los fríos de primavera;
además busca abrigos del viento y suelo algo más profundo. Aunque
sean frecuentes en el Sobrarbe, en el Parque sólo se han
cartografiado en Escuaín, más algún retazo en la parte más
occidental de Ordesa, siempre en calizas. Este bosque de
Quercus subpyrenaica con
Amelanchier ovalis, etc., alcanza igualmente en nuestro
espacio protegido su límite N europeo. El aclareo generalizado dio
lugar a pastos de Aphyllanthion o Mesobromion, pero
sobre todo permitió la entrada del pino silvestre, dando lugar a
masas mixtas como fase de recuperación lenta. Ocupan una
superficie muy escasa, 151 Ha, o sea, 4,5 % de la superficie
forestal.
4.
Avellanar-bosque mixto (Brachypodio-Fraxinetum
excelsioris); ocupa los fondos de barranco y hondonadas
sombrías, entre 800 y 1500 m, a pesar de que el clima
general sea continental, luminoso. Gusta de suelos coluviales, por
los que baja hasta las gravas fluviales donde roza el salgueral.
Es la formación con mayor número de especies arbóreas, mayormente
caducifolias. Donde mayor superficie ocupan es en Añisclo (más del
90% de estos bosques), pero también hay en Escuaín y Pineta; todo
ello suma unas 226 Ha, cerca del 7% de la superficie forestal.
Están sometidos a explotación natural y hallamos diversos estadios
de regeneración en roturas de hayedos, etc.; además, en algunos de
sus suelos se establecieron prados de siega y se favoreció el
fresno como árbol forrajero.
5. Hayedos
submediterráneos con boj y plantas
de quejigal, a veces con abeto (Buxo-Fagetum sylvaticae).
Desarrollados sobre todo en Ordesa, Añisclo y Escuaín, gracias a
la condensación de humedad en laderas sombrías, sobre suelos
neutros o básicos, siempre pedregosos. Estas selvas se
distribuyen de los (900) 1200-1600 (1800) m y tienen
continuidad en las sierras prepirenaicas cercanas (VILLAR & al.,
1999). La explotación que sufrieron antes de que se ampliara el
Parque -en Escuaín se tendió un cable de 7 Km para extraer los
troncos- hace que hoy veamos masas mixtas con pino albar (véase
unidad n.º 11) o con quejigo. Si caen piedras de los acantilados
de arriba pueden verse rodales con Taxus baccata, como
ocurre en Añisclo y sobre todo en Bujaruelo.
6. Hayedos
atlánticos, en suelo fértil (Scillo-Fagetum
sylvaticae). La frescura del ambiente está asegurada por las
lluvias y las nieblas frecuentes en laderas bajas sombreadas,
situadas entre 1300 y 1500 m de altitud. Se ven algunos
rodales en Ordesa, Añisclo y Pineta.
7. Hayedos
acidófilos (Luzulo niveae-Fagetum
sylvaticae). Las hayas colonizan
algunas areniscas acidificadas, a veces mezcladas con abeto, por
ejemplo en Turieto de Ordesa (1200 m aproximadamente), y van
acompañadas de especies acidófilas características o escasas como
Luzula nivea, L. flavescens y sobre todo L. pilosa; la
primera de ellas alcanza en el Parque su límite occidental
(Bujaruelo-Cebollar).
Los hayedos y abetales (n.º 5, 6 y 7), son los bosques
más extensos del Parque, pues sobrepasan 1200 Ha, o sea, un 36%
del total forestal y cerca del 8% de todo el Parque. Son
predominantes en Ordesa y Añisclo, pero también se ven manchas
apreciables en los otros valles. Ahora bien, los más estables
desde hace 80 años son los del río Arazas, pues albergan escasas
poblaciones de orquídeas rarísimas en el Pirineo, únicas en
España, como Cypripedium calceolus y Corallorrhiza
trifida, descubiertas en los últimos años por nuestros colegas
D. Guzmán y D. Goñi. Las parcelas más maduras tienen escasos
árboles y relativamente viejos, más unas pocas especies herbáceas
en la hojarasca, a veces menos de 10. En ocasiones se han aclarado
para pastos y hoy se van invadiendo de megaforbios. En los demás
valles se explotaron hasta los años 60-70 (carbón, madera) y ahora
se van recuperando poco a poco; en consecuencia, apenas hay
ejemplares añosos y predominan todavía los rebrotes de cepa.
8. Bosquetes
de abedul (Sambuco-Salicion
capreae). Se ven por las paredes de Pineta y Ordesa, señalando
con precisión las canaleras de alud que cruzan de arriba abajo los
acantilados, los pinares de pino negro, los hayedos y abetales.
Citemos como plantas características Betula pendula, Rhamnus
alpinus, Sambucus racemosa, Lonicera alpigena, L. nigra, Rubus
idaeus, etc. Por su carácter lineal o exigua extensión no han
podido ser cartografiados y se han incluido en los hayedos.
9. Bosques
de ribera (1100-1400 m
aproximadamente). Se trata sobre todo de formaciones de
Salix eleagnos, S. purpurea, S. atrocinerea, etc. (Salicetum
lambertiano-angustifoliae). En forma de bosquetes colonizan
las gravas sometidas a las avenidas en mayo-junio, cuyos arrastres
contribuyen a frenar; fuera del cauce más vivo, son sustituidas
por el avellanar-bosque mixto (unidad n.º 4). En el caso de
Pineta, justo en el límite del Parque, albergan una de las pocas
poblaciones en el Pirineo de un sauce singular, Salix
daphnoides, colonizador de los sedimentos fluvio-glaciares.
Otra reliquia interglaciar es el espino amarillo (Hippophae
rhamnoides), que conocemos en las morrenas de Diazas (Torla) y
escasos lugares más del Pirineo aragonés (ríos Gállego y Aragón).
En el territorio del Parque las saucedas ocupan una extensión
reducida, discontinua, sobre todo en Ordesa y Pineta; apenas
superan las 40 Ha, esto es, un 1,2 % de la superficie forestal.
10-12
Pinares montanos y altimontanos, entre 1200 y 1800 m, dominados
por Pinus sylvestris. Se
trata de los pinares musgosos cercanos a los quejigales (Buxo-Quercetum
pubescentis hylocomio-pinetosum) y los pinares musgosos
acidófilos (Hylocomio-Pinetum catalaunicae). En los
primeros el pino invadió los claros del quejigal, y los segundos
están a caballo entre los mismos quejigales y el hayedo acidófilo
(unidad n.º 7). Junto a la alfombra de musgos que les da nombre
hallamos Deschampsia flexuosa, diversas especies de
Pyrola, la endémica Gentiana lutea subsp.
montserratii, etc. Los pinares musgosos se ven sobre todo en
Ordesa y en Escuaín –color naranja claro- aunque no son tan
extensos como las masas de pino albar con algún haya (unidad n.º
11), que vemos por ejemplo en la solana de Ordesa. Por otra parte,
se han cartografiado en color naranja más oscuro los pinares
altimontanos aclarados (Echinosparto-Pinetum), en lugares
secos, calizos, con sotobosque de erizón (Echinospartum
horridum), al que acompañan enebros (Juniperus communis
subsp. hemisphaerica), gayuba (Arctostaphylos uva-ursi),
Festuca gautieri, Carex hallerana, etc. (unidad n.º 12).
Después de los
hayedos, todos estos pinares son los más extensos del Parque, ya
que alcanzan 1026 Ha, casi el 31% de los bosques; como en el caso
de aquéllos, los de Ordesa se conservan bien, mientras que los de
otros valles se recuperan de explotaciones llevadas a cabo hasta
el momento de la ampliación del espacio protegido, a principios de
los 80. No conviene olvidar que Pinus sylvestris es el más
importante árbol maderable del Pirineo central.
13-15
Pinares de pino negro (Pinus uncinata).
En el nivel subalpino –umbrías innivadas sobre todo- y en el
oromediterráneo –solanas principalmente-, entre los 1600 y 2200
m de altitud, los bosques se han visto muy menguados, incluso
del todo sustituidos por comunidades herbáceas, pastos de verano,
cervunales de Nardus stricta o pastos duros de Festuca
(véase ALDEZÁBAL, 1997). Sólo en los lugares más escarpados
quedan bosquetes de pino negro, con sotobosque herbáceo de la
ranunculácea endémica Pulsatilla alpina subsp. font-queri
(Pulsatillo-Pinetum uncinatae), distinguidos con el color
morado (n.º 14) y formando una banda estrecha en umbrías altas de
Ordesa y la Pardina de Añisclo principalmente; en ambos valles
guardan poblaciones de un fósil viviente, la endémica Borderea
pyrenaica (Dioscoriáceas), quizá la planta herbácea más
longeva que se conoce, ya que puede vivir más de tres siglos
(GARCÍA-GONZÁLEZ, 1993). Por debajo de ellos hay en Ordesa una
banda casi continua de pinares subalpinos, en general sobre
areniscas, con sotobosque de azalea (Rhododendron ferrugineum)
y arándanos (Vaccinium myrtillus, V. uliginosum); se trata
del n.º 13 (Saxifrago-Rhododendretum), cartografiado en
morado claro, que alberga poblaciones aisladas de la orquídea
Listera cordata, entre otras plantas interesantes.
Opuestamente, el pinar seco de afinidad oromediterránea con gayuba
(n.º 15, Arctostaphylo-Pinetum uncinatae) ocupa algunas
solanas o cresteríos en Añisclo, Ordesa y Pineta; son árboles
asimétricos, que forman mosaico con pastos pedregosos salpicados
de enebros; inferiormente esta unidad roza el pinar altimontano
con erizón (n.º 12).
A pesar de que
su dominio potencial es mucho mayor, los pinares de pino negro
ocupan una superficie de 351 Ha, representando apenas el 11% del
manto forestal. Después del fuego y pastoreo centenarios, en las
tres últimas décadas se van recuperando por la depresión ganadera,
como se ha comprobado en la solana de las Cutas, Ordesa (CAMARERO
& GUTIÉRREZ, 1999) o incluso en el conjunto del Pirineo (MÉTAILIÉ,
1999); ese proceso lento, localizado, permitiría la sustitución de
algunos matorrales de erizón –que ahora ocupan 378 Ha- por
comunidades laxamente arboladas.
A MODO DE
SÍNTESIS (Véase Figura 3)
Desde el punto
de vista ecológico, cada valle del Parque tiene su propia masa
forestal aislada y sus particularidades. Ordesa es el valle más
nemoral, con buena proporción de selvas maduras, después de 80
años de estabilidad; además, al estar dirigido de E a W, los
contrastes entre solanas y umbrías son netos y recibe mayor
humedad del WNW. Sus grandes bosques montanos o subalpinos son el
abrigo de la gran fauna (BALCELLS & SERRA, 1998), han mantenido
hasta el año pasado la última población de bucardo (Capra
pyrenaica) y tanto ellos como los pinares albergan en invierno
abundantes sarrios (Rupicapra rupicapra).
Pineta tiene
escasa superficie boscosa, hayedos y avellanares, escasos pinares,
pues sólo su cabecera pertenece al Parque; sin embargo, en sus
sedimentos fluviales mantiene una reliquia glaciar (Salix
daphnoides), más otros atractivos como la endémica Borderea
pyrenaica.
Escuaín es
relativamente pequeño y su paisaje está muy humanizado, tanto que
carece de pinares de pino negro. Muestra gran proporción de los
quejigales submediterráneos del Parque (94 % del total) y además,
en el conjunto del espacio protegido presenta una continentalidad
acusada, por efecto foehn. Como consecuencia, los bosques húmedos
ocupan poco y opuestamente, son apreciables los pinares de pino
silvestre. Por fin, en espolones secos guarda avanzadillas de
especies leñosas íbero-norteafricanas en límite N europeo.
Ahora bien, el
valle de mayor diversidad y contrastes geobotánicos es Añisclo,
debido a su longitud, a su dirección N-S, a su carácter
zigzagueante con valles transversales cortos y a su gran desnivel,
que va desde el piso basal mediterráneo hasta el subalpino. En
cuanto a comunidades forestales tiene de todo, pero destacan los
bosques mixtos (avellanares) más extensos del Parque,
prácticamente todos sus carrascales, así como algunas localidades
abisales de plantas normalmente subalpinas (Rhododendron
ferrugineum, Huperzia selago) y en el fondo poblaciones
aisladas de plantas atlánticas –con el haya-, por ejemplo
Phyllitis scolopendrium y Saxifraga umbrosa.
*
* *
Desde
principios del siglo XX, los bosques del Valle de Ordesa quizá
sean los mejor conservados del Pirineo, los más próximos a la
clímax, y le han dado su merecida fama. Ahora bien, cuando se les
suman las demás comunidades forestales del actual Parque Nacional
de Ordesa y Monte Perdido, ampliado en 1982, nos encontramos con
un mosaico representativo de todo el Pirineo, como se aprecia en
el mapa de vegetación que acabamos de presentar. Este documento
define mejor y valora el patrimonio forestal del espacio protegido
de cara a su gestión respetuosa. Pero sobre todo permite plantear
nuevos estudios ecológicos a corto y medio plazo capaces de
desvelar su estado dinámico y sus diversos grados de madurez. De
ese modo, servirán de referencia cuando se comparen con otros
bosques de montaña en la zona templada del Hemisferio Norte.
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