Artículos científicos


PASTOREO Y EXCREMENTOS EN EL PISO ALPINO DEL PARQUE NACIONAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO

Luis Villar & José Luis Benito Alonso

Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC. Apdo. 64. E-22700 Jaca (Huesca)

lvillar (arroba)ipe.csic.es - www.jolube.net

 

RESUMEN

Observaciones realizadas en 4 cimas del piso alpino del Pirineo central, en el macizo del Monte Perdido, entre 2200 y 3000 m de altitud, permiten confirmar la intensidad de pastoreo por cabras y ovejas, frecuencia de excrementos y rastros de pisoteo en la más baja de ellas (Acuta, 2242 m), un aprovechamiento más escaso en la segunda (Custodia, 2519 m), en este caso por ovejas o sarrios, y casi nulo en las otras dos (Tobacor, 2779 m) y Olas (3022 m). Además, los animales prefieren las exposiciones al S y al W, más abrigadas y con mejor pasto, mientras que desdeñan la exposición al N y E, más quebradas, frías y con escasas hierbas aprovechables.

Palabras clave: alta montaña, Pirineo central.

 Grazing And Excrements In The Alpine Level In Ordesa And Monte Perdido National Park

 

Artículo publicado en ROBLES, A.B., M.E. RAMOS, M.C. MORALES, E. SIMÓN, J.L. GONZÁLEZ REBOLLAR & J. BOZA (Ed.). Pastos, desarrollo y conservación. Pp. 507-511. Sociedad Española para el Estudio de Pastos y Consejería de Agricultura y Pesca (Junta de Andalucía). Granada. (2003).


INTRODUCCIÓN

Mucho se ha escrito sobre los efectos del pastoreo en la modificación del paisaje, esa serie de cambios que viene a reflejar la “inserción trófica” del hombre y sus herbívoros en los ecosistemas (Montserrat, 1965 y 1972; Montserrat y Villar, 1995). Ello es particularmente cierto en el caso de las montañas, donde el paisaje agro-silvo-pastoral de la tierra baja se ve sustituido por el silvo-pastoral en altitudes medias y por el pastoral en las zonas altas. En algunas cordilleras, como el Pirineo, donde la civilización ganadera trashumante ha dejado su sello a lo largo de más de un milenio, no resulta exagerado decir que el pastoreo ha “moldeado” los paisajes de montaña (Villar y Montserrat, 1996), de suerte que en las últimas décadas el abandono pastoral lleva a nuevos equilibrios y a un cierto desorden paisajístico.

Es evidente que a las estivas productivas se ha llegado después de muchos años de fuego pastoral y pastoreo intenso, con varios tipos de ganado y herbívoros silvestres interaccionando con la hierba sucesivamente a lo largo de la primavera tardía y el verano. Pero como la fragilidad de las montañas está ligada en gran parte a la pendiente y a las consecuentes pérdidas por gravedad (Körner, 1999) -aquí todo va a parar al río, nos decía un pastor de Ansó-, el ascenso de los rebaños cada año supone una compensación a esa “exportación” edáfica y vegetal de arriba abajo. Esa compensación se materializa en el aporte que los herbívoros silvestres en general, y los domésticos en particular, han ido haciendo en forma de excrementos –sólidos y líquidos- o en forma de cadáveres. Esas deposiciones suministran materia orgánica que favorece la estructuración de los suelos y suple la conocida falta de algunos oligoelementos como el fósforo, verdadero factor limitante de la productividad primaria (Margalef, 1999), en otras palabras, aumenta su fertilidad y su capacidad productiva de hierba.

El redileo que hasta hace poco se practicaba de un modo bastante general nos recordaba la importancia del sirle y del fiemo para la producción de las plantas cultivadas, del mismo modo que el reparto del estiércol por los prados y pastos que circundan las bordas los iba manteniendo mucho más productivos que otros pastos elevados. No deja de ser sintomático que la conclusión principal de un ganadero trashumante, D. Mariano Rocatallada, tras 60 años de mantener un gran rebaño de 1500 ovejas, valorando entradas y salidas, reflexionando sobre su modo de vida, estuviera relacionada con la fertilidad añadida que comentamos (Pallaruelo, 1988); en efecto, así lo escribía en 1877 “ … queda bien demostrado que el ganado [ovino] de por sí es un mal negocio, si no va unido a la agricultura, pues la única ganancia que puede dar es el abono a los campos con el estiércol que deja… ”.

Hemos podido encontrar muy pocos datos cualitativos o cuantitativos sobre estos excrementos en el alto Pirineo. Nuestro colega Fillat (1980) valoró en cantidad lo que suponían en el piso montano las boñigas de vaca en Ansó-Echo o de caballos en el Prepirineo. Luego, para los pastos subalpinos recorridos por vacas y ovejas, Remón y Alvera (1989) y Remón (1997), estudiaron los pastos del Valle de Aísa, y en dos parcelas a 2190 y 2260 m de altitud concluyeron: “los pastos que presentan mayor volumen de excrementos son también los más productivos y los más consumidos por el ganado”. Sin embargo, la relación entre excrementos y producción del pasto no es directa, como también observaron.

En esta comunicación nos proponemos comentar la frecuencia de excrementos hallados en los pastos de cuatro cimas alpinas y relacionarla con la frecuencia de pastoreo y el pisoteo observados en el verano de 2001.

 

Metodología

Los trabajos se enmarcan en el proyecto GLORIA-Europe (Global Research Initiative in Alpine Environments), financiado por la Unión Europea durante los años 2001-2003. El objetivo general del proyecto está en relación con la dinámica a medio plazo de la flora con respecto al cambio climático, pero nos interesó el pastoreo por cuanto los cambios en su intensidad pueden condicionar algunos cambios en la flora, sobre todo de cara a los años venideros. Información detallada sobre esta metodología, que se ha seguido simultáneamente en 17 cordilleras de toda Europa, puede seguirse en el trabajo de Pauli et al. (2003).

El área de muestreo se halla en el piso supraforestal (subalpino alto y alpino) del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: Punta Acuta (2242 m), Punta Custodia (2519 m), Tobacor (2779 m) y Punta de las Olas (3022 m).

La metodología seguida consistió en delimitar 4 parcelas de 1 m2 por cada orientación principal de la rosa de los vientos, a 5 metros de altitud por debajo del punto culminal, dentro de las cuales se superponía un enrejado de 0,1 x 0,1 m. Para cada uno de esos 100 cuadrados elementales se anotaron las siguientes variables:

  • presencia de suelo desnudo o roca;

  • especies vegetales halladas;

  • si había excrementos de los herbívoros;

  • si estaban enteras o despuntadas por los herbívoros (pastoreo) y

  • si había huellas de pisoteo por parte de los mismos herbívoros.

De este modo se pueden relacionar los resultados observados en la vegetación con la exposición, pendiente, vientos dominantes, etc.

La cima inferior (Acuta) viene siendo pastoreada durante los últimos años por un rebaño de cabras buena parte del verano, y por ovejas menos tiempo. Custodia por ovejas y por un hato de sarrios (rebecos) (Aldezábal, 2001). Tobacor solo es alcanzada por algunos sarrios, dada su pedregosidad. En la Punta de las Olas, ya a más de 3000 m, apenas hay rastro de herbívoros, pues es asimismo extraordinariamente pedregosa; de hecho, tan solo anotamos escasas especies pioneras, y la innivación es muy larga, pues dura hasta la segunda mitad de agosto.

Resultados

En la Tabla 1 se resumen las observaciones realizadas en las 32 parcelas de las dos cimas inferiores (Acuta y Custodia). Las cimas superiores no se muestran a no haberse encontrado restos de excrementos o de pastoreo en ellas. A primera vista ya se ven grandes diferencias; así, por ejemplo, las parcelas más intensamente pastoreadas, pisoteadas y con abundantes excrementos son las de Punta Acuta, y más concretamente las de exposición S y W. Las de Custodia presentan valores mucho menores, mientras que en las de Tobacor y las Olas los valores son inapreciables.

Punta Acuta, Norte.- Se trata de un pasto pedregoso bastante inclinado, que nunca llega a cubrir la mitad del terreno (cobertura entre 25 y 41%) y que viene dominado por la gramínea dura Festuca scoparia; queda sitio para otras especies que lo caracterizan, como Helictotrichon sedenense, Rhinanthus mediterraneus, Potentilla tabernaemontani, Lotus alpinus, etc., pero sin duda, son más frecuentes las especies relacionadas con el sustrato rocoso (Borderea pyrenaica, Saxifraga paniculata, Thymus nervosus, etc.) o con las crestas crioturbadas (Geranium cinereum, Vitaliana primuliflora); pocas especies pueden relacionarse con la presencia de la nieve, por ejemplo Arenaria purpurascens. Hay pocos excrementos, y paralelamente, las plantas despuntadas y los signos de pisoteo son moderados.

Punta Acuta, Este.- En estos cuadrados observamos mayor actividad de pastoreo (50% de las parcelas), un número todavía mayor pisoteo (57%) y muestran algún excremento el 22% de ellas. Son pastos bastante ricos en especies, entre 20 y 29, pero a diferencia de lo que ocurría al N ya no domina la F. scoparia, sino la F. eskia, y pueden superar las plantas el 50% de cobertura, al menos en algunos rodales. Junto a ella hay bastantes plantas de pasto pedregoso como F. pyrenaica y Carex rupestris y de suelos crioturbados (Oxytropis pyrenaica, O. campestris, Plantago monosperma, Bupleurum ranunculoides). Otras plantas del pasto están presentes, pero ocupan muy poco (Lotus alpinus, Potentilla tabernaemontani) salvo Helictotrichon sedenense, la segunda en abundancia.

Punta Acuta, Oeste.-Resulta más acogedor para el ganado que los anteriores, ya que hay indicios de pastoreo y señales de pisoteo en prácticamente todas las parcelas (un 99%). Paralelamente anotamos la presencia de excrementos en el 41% de ellas. La Festuca eskia cubre entre un 12 y un 45%, más que en las dos exposiciones comentadas (N y E) y sobre todo aparece la joya de la corona en estos pastos, el regaliz de montaña (Trifolium alpinum), con una cobetura entre el 20 y el 55 %. Se trata sin duda de un buen pasto, donde el cervuno, Nardus stricta, se mantiene a raya por efecto del diente de los herbívoros, el cual permite el encespedamiento (cobertura total entre 80 y 97%) y como consecuencia de todo ello el número de especies es bajo, entre 8 y 13. Faltan por completo las plantas de roca o de suelos pedregosos y dominan las del pasto alpino como Campanuda scheuchzeri, Agrostis capillaris, Phyteuma orbiculare, Plantago alpina, etc. La acidificación superficial del suelo viene señalada por Calluna vulgaris y Carex cariophyllea, minetras que Euphrasia salisburgensis y Cirsium acaule indicarían el citado pastoreo repetido.

Punta Acuta, Sur.- En la solana todas las parcelas muestran los efectos de los herbívoros y en casi todas (95%) hay indicios de pisoteo. Igualmente, el 55% muestran algún excremento, más que en ninguna otra exposición de esta cima y también más que en todo el área de estudio. La cobertura es igualmente alta, entre el 77 y el 96 %. Aquí la Festuca eskia es la planta más frecuente, seguida de la F. rubra, Achillea millefolium, del Carex cariophyllea y de la Campanula scheuchzeri. Nos podemos preguntar por qué están tan pisoteadas estas parcelas solanas, a pesar de que no hay Trifolium alpinum y por qué los animales despuntan tanto una planta tan dura como F. eskia. La razón es que vienen sin duda a ventearse, se trata de lo que los pastores llaman un “acaloradero”, donde debe soplar brisa o viento incluso en los momentos álgidos del día. Allí acuden, en efecto, las cabras y las ovejas con mucha frecuencia. Además, se trata de la ladera relativamente suave de esta cima de Punta Acuta, por cuanto la opuesta muestra un despeñadero de 1000 m de desnivel, el cañón de Ordesa.

Custodia, Norte.- Dada su altitud, 2519 m, hay notables cambios en cuanto a la composición florística se refiere, comparándola con Acuta. La fuerte pendiente (20º) y lo pedregoso del suelo hace que haya muy pocos excrementos (3,5 %), poco rastro de pisoteo (20%) y ninguna planta comida. Y es que la única planta algo apetitosa sería el Helictotrichon sedenense. De hecho no hay nunca más de 13 especies y cubren siempre menos de 40%. Se trata de plantas de piedra ( a veces ésta aflora hasta en un 80% de la superficie total) y de la nieve (Saxifraga oppositifolia, Thymus nervosus, Festuca pyrenaica, Saxifraga moschata, Silene acaulis, Geranium cinereum). Abajo quedaron Festuca eskia y Trifolium alpinum, aquí solo vemos escasa F. scoparia y algún pie de F. rubra y Trifolium thalii.

Custodia, Este.- Al Este pasa poco más o menos, pero la pendiente es aún mayor (40%), por lo que la cobertura oscila entre el 9 y el 26%, mientras que el número escaso de especies oscila entre 5 y 9. Todas son en efecto pioneras de alta montaña (Saxifrga oppositifolia, Potentilla nivalis), de roca como Saxifraga paniculada o de suelo crioturbado como el Geranium cinereum y la Ranunculus parnassifolius subsp. heterocarpus. Piedra y nieve nos indica Arenaria purpurascens. Con un lugar tan quebrado y con especies tan poco apetitosas apenas hay restos pastoreo (inapreciable), sólo se observó excrementos en una cuadrícula elemental y ninguna planta comida.

Custodia, Oeste.- En cambio, al W había indicios de pisoteo algo mayores ( 14%) pues la pendiente es menor (20%), pero apenas se vio algún excremento y ningún indicio de pisoteo. Muy pocas especies, escasa cobertura y algunas de la alta montaña relativamente innivada como Leucanthemopsis alpina, Gentiana nivalis y Festuca glacialis. Probablemente el Trifolium thalii sea la planta más apetitosa, pero es rarísima.

Custodia, Sur.- Es el punto acogedor para los herbívoros, el menos inhóspito en esta cima, como en la Punta Acuta, pues la pendiente es menor, un 15% y el pasto llega a encespedar (70-75%). La acción de los herbívoros (un 40 % de las pardelas), más de 55% de ellas pisoteadas, pero pocos excrementos (7%), quizá se los lleve el viento. Se nota cómo la citada acción de los sarrios y también ovejas lleva alguna planta del pasto como las dominantes más abajo (Lotus alpinus, Potentilla tabernaemontani, Festuca rubra y sobre todo Helictotrichon sedenense que puede llegar a cubrir el 40%). La presencia mínima de Thalictrum alpinum nos recuerda la altitud y la innovación creciente.

Tobacor y Punta de las Olas. Aquí ya no hay restos de excrementos ni acción visible de los herbívoros; sólo esporádicamente llega algún sarrio, pero cerca hay lugares más seguros para varios hatos de ellos con un césped siempre productivo de Trifolium thalii. El único animal que vimos fue un topillo, que se comió parte de las estacas de madera que dejamos para señalar las parcelas. Las plantas son todas pioneras de alta montaña, Leucanthemopsis alpina, Saxifraga iratiana, S. oppositifolia, Poa alpina, y sobre todo, la más bonita de las cimas de 3000 m, además enémica pirenaica: Androsace ciliata.

 

Discusión y Conclusión

Por los datos hasta ahora publicados, sólo se había hallado una cantidad significativa de excrementos en pastos altos del Pirineo Aragonés en el piso subalpino, hasta 2260 m de altitud (Remón y Alvera, 1989; Remón, 1997) en el valle de Aísa. Nuestras observaciones elevan esos restos orgánicos hasta los 2500 m en la cima de Custodia (macizo del Monte Perdido). En las parcelas estudiadas por dichos autores, los pastos de Festuca eskia mostraron pocos excrementos, seguramente porque en el citado valle de Aísa hay otros pastos en los alrededores más apetitosos que éste.

Ahora bien, en Punta Acuta, asobre los 2200 m, esa misma comunidad mostró abundancia de excrementos (ovejas y cabras), en especial cuando dicha gramínea dura va acompañada del regaliz de montaña (Trifolium alpinum). La explicación está en el hecho de que los herbívoros domésticos –cabras y ovejas- pasan allí los ratos de más calor venteádose, es decir, se trata de un “acaloradero”, como dicen los pastores. Aunque nos hallamos en el límite superior potencial del dominio forestal, en esta cima no hay ningún elemento leñoso y se suple la sombra de los árboles por el punto más fresco. En este caso no hemos visto nunca herbívoros silvestres, hecho que coincide con los observado por Aldezábal (2001).

Unos 300 m más arriba, la cima de Custodia, ya en el nivel alpino, nos muestra predominancia de plantas de dicho piso; la innivación sin duda es considerablemente mayor y el césped donde se ven excrementos mucho más raso. En este caso serían los herbívoros silvestres los que más llegarían, y esporádicamente las ovejas. A mayor altitud, en la cima del Tobacor (2779 m) muestra únicamente plantas pioneras y su relieve difícil hace que sólo lleguen los sarrios muy esporádicamente. Los pastos aprovechables llegarían hasta los 2600 m de altitud, pero en estos momentos su aprovechamiento por las ovejas apenas si resulta significativo. Por encima de esas cotas, es evidente que los mineral domina por todas partes y los ventisqueros con Salix retusa, etc. se mantienen todo el verano; entonces, únicamente algún sarrio llega a cimas de 3000 m cerca del piso subnival, como vimos en la Punta de las Olas, donde hallamos excrementos en un solo punto.

Como era de esperar, la exposición condiciona mucho el pastoreo, el pisoteo y la frecuencia de excrementos. Estas tres variables, bastante correlacionadas, se concentran en las exposiciones S y W, microclimáticamente más acogedoras y con mejores pastos, mientras que las vertientes N y E reciben menos herbívoros, por su mayor pendiente o peligrosidad, así como por las escasez de plantas del pasto y la predominancia de especies fisurícolas y glareícolas.

Las escasas especies pioneras, la pedregosidad, el viento y la nieve hacen inhóspitas la mayor parte del verano las cimas de 2800-3000 m, de suerte que apenas son visitadas por los herbívoros silvestres, y nunca por los domésticos.

 

Referencias bibliográficas

ALDEZÁBAL, A., 2000. El sistema de pastoreo del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Pirineo Central, Aragón). Interacción entre la vegetación supraforestal y los grandes herbívoros. Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón. 317 pp. Zaragoza (España).

FILLAT, F.,1980. De la trashumancia a las nuevas formas de ganadería extensiva. Estudio de los valles de Ansó, Hecho y Benasque. Tesis doctoral. Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos. Madrid.

KÖRNER, C., 1999. Alpine plant life. Springer. Berlin (Alemania).

MARGALEF, R., 1999.Elements limitants, explotabilitat i diversitat. Homenatge a Bolòs i al fòsfor. Acta Bot. Barcinon., 45, 633-643.

MONTSERRAT, P., 1965. Los sistemas agropecuarios. Anales Edaf. y Agrobiol., 24(5-6), 343-351.

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PALLARUELO, S., 1988. Pastores del Pirineo. Ministerio de Cultura. Madrid (España).

PAULI, H.; GOTTFRIED, M; HOHENWALLNER, D; HÜLBER, K.; REITER, K.; GRABHERR, G., 2003. Global Research Initiative in Alpine Environments (GLORIA). The multi-summit approach. Field manual. Universidad de Viena (Austria). En prensa.

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 Tabla 1. Recuentos de excrementos, pastoreo y pisoteo en las parcelas de 1 m2

 

 

ACUTA (2242 m)

CUSTODIA (2519 m)

 

N.º parcela

11

13

31

33

Σ

%

11

13

31

33

Σ

%

 

Excrementos

16

4

4

10

34

8,5

1

4

4

5

14

3,5

N

Pasto

28

37

4

17

86

22

0

0

0

0

0

0

 

Pisoteo

17

45

14

24

100

25

15

14

23

29

81

20,3

 

Excrementos

44

62

62

43

211

53

2

1

13

12

28

7

S

Pasto

100

100

100

100

400

100

28

48

35

46

157

39,3

 

Pisoteo

88

95

100

96

379

95

50

17

88

72

227

56,8

 

Excrementos

6

25

16

42

89

22

0

0

2

2

4

1

E

Pasto

35

47

62

56

200

50

0

0

0

0

0

0

 

Pisoteo

46

60

52

68

226

57

0

0

0

1

1

0,25

 

Excrementos

47

48

49

21

165

41

0

0

1

0

1

0,25

W

Pasto

100

95

99

100

394

99

0

0

0

0

0

0

 

Pisoteo

100

96

99

100

395

99

7

22

14

13

56

14

 


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Actualizada el miércoles, 02 abril 2008