Resumen
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La vegetación del Parque consta de 112 comunidades vegetales repartidas en 73
asociaciones y 39 subasociaciones. Desde el punto de vista corológico, dominan
las que presentan un mayor número de especies eurosiberianas (45%), seguidas de
las alpinas (25%).
En el transcurso de este estudio describimos 24 comunidades para la ciencia,
repartidas en 4 asociaciones y 20 subasociaciones, a las que añadimos 5
variantes. Además, hemos cambiado el estatus de 5 sintáxones, recombinado otros
7 y renombrado una asociación.
Los tipos de vegetación más diversificados son los pastos y prados con 34
comunidades (18 asociaciones más 16 subasociaciones), seguidos de los roquedos y
las gleras con 33 (23+10) y de los bosques con 27 (16+11).
La inversión térmica (IT) en Añisclo –y en menor medida en Escuaín–, provoca
inversión de pisos geobotánicos, con los hayedos y bosques mixtos en la parte
baja de los valles y los carrascales ocupando las laderas superiores. En Ordesa
y Pineta, la IT permite que una parte de la solana esté ocupada por bosques
propios de umbrías como abetales, hayedos y pinares musgosos, estos últimos
formando una nueva asociación,
Goodyero-Pinetum
sylvestris.
También creemos que se debe a la IT la presencia en localidad abisal, en valles
de Ordesa y Pineta, de una comunidad de fuentes de aguas frías más propia del
piso subalpino,
Pinguiculo
vulgaris-Caricetum davallianae.
Además, en Pineta baja a 1250 m la comunidad rupícola subalpina
Asperulo-Potentilletum
alchimilloidis.
Hemos contabilizado 28 hábitats de importancia comunitaria de los que cuatro son
prioritarios para su conservación en el ámbito de la Unión Europea. Dichos
hábitats engloban al 75% de las comunidades vegetales del Parque (83),
repartidas en 55 asociaciones más 28 subasociaciones.
Conclusiones
Como conclusiones de cara a la gestión conservadora de la biodiversidad vegetal
del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, con el fin de asegurar la
protección de una serie de especies y comunidades vegetales, así como para
mejorar la representatividad de la flora y vegetación del Pirineo central en el
Parque Nacional, planteamos la
ampliación del
Parque
por varios puntos.
En el sector occidental, sería conveniente la ampliación a toda la cabecera del
río Ara, de vocación ganadera y muy bien conservada, amenazada por el asfaltado
y la ampliación de la pista, así como por un proyecto de teleférico al collado
de Bujaruelo. Ello permitiría la inclusión de flora y vegetación de terreno
silíceo (cabecera Ara-Vignemale), muy escasas en el actual Parque.
En Ordesa proponemos la creación de una reserva integral en toda la umbría del
valle para proteger sus selvas bien conservadas (pinares musgosos, hayedos,
abetales y pinares subalpinos), pastos higroturbosos muy raros en nuestro ámbito
(Pinguiculo
vulgaris-Caricetum davallianae),
así como las poblaciones de cuatro especies raras o amenazadas:
Corallorhiza
trifida,
Cypripedium calceolus,
Carex
ferruginea
subsp.
tenax
y
Cystopteris
montana.
Por el sur, incluiríamos la solana de Diazas en Torla y la de las Cutas (Fanlo)
para proteger el pinar de
Pinus uncinata
de la
Carquera, uno de los pocos ejemplos que nos quedan de este tipo de bosque sobre
sustrato silíceo expuesto al mediodía, y que no están protegidos por el actual
Parque. También ampliaríamos el ápice inferior de Añisclo por la solana del
valle de Vió, para dar cabida a los pinares endémicos de
Pinus nigra
subsp.
salzmannii
(Lonicero
xylostei-Pinetum salzmannii),
hábitat de importancia comunitaria prioritario para su conservación en la UE,
ausente en el actual territorio protegido.
Por el sector de Escuaín incluiríamos el Castillo Mayor, monte de carácter
oromediterráneo que alberga un buen puñado de especies raras o en límite de área
como
Alyssum montanum, Biscutella cichoriifolia, Draba hispanica, Euphorbia angulata
o
Thymus
fontqueri,
ausentes o muy raras en el Parque.
Para el sector oriental proponemos ampliar por dos lugares. Por una parte toda,
toda la umbría de Pineta y la ribera del Cinca hasta la cola del embalse de
Javierre (que proponemos como reserva integral), con el fin de salvaguardar las
selvas de abeto y haya así como la vegetación del río, donde se encuentran dos
especies amenazadas que ahora no protege el Parque como
Cypripedium
calceolus
y
Salix daphnoides,
así como la mejor muestra de bosque mixto aluvial del Pirineo aragonés, hábitat
de importancia comunitaria prioritario para su conservación en le UE (Brachypodio-
Fraxinetum excelsioris salicetosum daphnoidis),
todos ellos amenazados por la construcción de escolleras y pistas en el cauce
del Cinca, así como por diversas acampadas a las puertas del actual espacio
protegido. Por la solana se debería prolongar el Parque al menos hasta Espierba,
con el fin de incluir los pinares subalpinos de pino negro sobre calizas (Arctostaphylo-Pinetum
uncinatae),
muy raros en el Parque, así como las gleras calizas con el endemismo
Borderea pyrenaica
(Aquilegio-Bordereetum
pyrenaici).
Por otra parte, sería conveniente proteger el barranco de La Larri y el macizo y
lagos de La Munia-Robiñera, como muestra de la flora y la vegetación sobre
sustrato silíceo del Pirineo central que complementaría a la del macizo del
Vignemale-cabecera del Ara.
Proponemos crear microrreservas integrales para preservar todos los hábitats de
zonas húmedas del Parque (alguno de ellos prioritario para la conservación en la
UE,
Leontodonto duboisii-Caricetum bicoloris,
con la mayor parte de sus poblaciones en el territorio protegido), lo más
frágiles y singulares de este espacio natural, con especies raras y amenazadas
como
Carex bicolor, Eleocharis austriaca, Callitriche palustris
o
Eriophorum
scheuchzeri
y comunidades
vegetales como el citado
Leontodonto
duboisii-Caricetum bicoloris
y el
Pinguiculo
vulgaris-Caricetum davallianae.
El Parque Nacional debería poseer una zona periférica de protección, con rango
de Parque Natural, formado por la cabecera de Panticosa, los valles de Vió,
Bestué, Puértolas, solana de Montinier-Tella y Chisagüés.
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